¿Por qué los homicidios siguen disparados en Buenaventura? En el fin de semana, la mayoría ocurrió en la zona rural
Casco urbano de Buenaventura. Foto:Santiago Saldarriaga, enviado especial

Los homicidios en Buenaventura siguen disparados. De acuerdo con la Policía Valle, desde enero hasta este 24 de junio se reportaban 76 asesinatos.
La cifra preocupa, pues el año pasado, de acuerdo con el Instituto Nacional de Medicina Legal, se reportaron 86 homicidios por el número de necropsias realizadas, aunque las autoridades en Buenaventura indicaron 79 casos. Sin embargo, sean 86 o 79 en 2024, los 76 homicidios de lo que va de este año mantienen a la ciudadanía y a la misma fuerza pública en alerta.
Casco urbano de Buenaventura. Foto:Santiago Saldarriaga, enviado especial
Claro está que un año antes, es decir, en 2023 se contabilizaron 162 muertes violentas, cuyas víctimas eran 155 hombres y los siete casos restantes eran mujeres. Eso significa que los crímenes habían descendido entre 2023 y 2024 en un 46 %, con 10 reportes menos, cuando la tregua entre 'Shottas' y 'Espartanos' se había encaminado, nuevamente, aunque con tropiezos, pero manteniendo la comisión de delitos, como la extorsión a la comunidad.
Buenaventura. Foto:Archivo EL TIEMPO
Pero el pasado fin de semana, entre el 20 y el 23 de junio con festivo, ocho homicidios generaron mayor alerta, pues, cinco fueron cometidos por grupos armados en la zona rural. De esos cinco en áreas de corregimientos, cuatro ocurrieron en el río Naya y uno más en la playa de La Bocana, donde, además, de las bandas 'Shottas' y 'Espartanos', hay influencia de disidentes de las Farc del frente 'Jaime Martínez', así como del 'clan del Golfo', el Eln y la 'Segunda Marquetalia'. Los tres restantes homicidios se presentaron en el casco urbano de las 12 comunas de la ciudad puerto del Valle del Cauca.
Sorprende, además, el nivel de violencia en el casco urbano, pues 'Shottas' y 'Espartanos' habían anunciado en abril que retomarían los diálogos con el Gobierno Nacional. No obstante, según las autoridades, no toda la violencia en Buenaventura se debe a las bandas que son facciones de la antigua 'la Local' con herencia narcoparamilitar, y con nexos con los carteles de 'Sinaloa' y 'Jalisco Nueva Generación'.
Panorámica de Buenaventura Foto:AFP
La masacre del río Naya sucedió, según el Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz), porque un grupo armado asesinó a cuatro ocupantes de una embarcación, siendo la masacre número 32 en todo el país.
El Valle y Norte de Santander encabezan el listado de masacres con cinco en cada uno de estos departamentos. Después está Antioquia con cuatro; Santander y Cauca, con dos, y Bogotá, Meta y La Guajira, con una, respectivamente.
Buenaventura Foto:Natalia Cárdena Chaux
Según la Defensoría del Pueblo, existen cinco escenarios en Buenaventura de alto riesgo por grupos armados: las 12 comunas del casco urbano y cuatro zonas en el área rural. Una de ellas, ríos del norte; otra, ríos del centro y del sur; una más, las playas turísticas, así como el corregimiento número 8.
No obstante, en el casco urbano hay otras violencias, como delincuencia común con atracos, como el que hubo el fin de semana en la vía alterna, pero también se registraron disparos por grupos armados. Una de esas víctimas fue identificada como Javier Garcés Angulo, del sector La Playita.
El pueblo indígena confinado por los violentos en Valle
La muerte y las amenazas no dejan de rondar por las casas palafíticas hechas en rústicas tablas de los resguardos wounaan nonam que se levantan sobre las orillas del río San Juan, junto a la espesa selva que une al Valle con Chocó.
Van más de 10 años desde que los grupos armados, sean bandas criminales, el 'clan del Golfo' o antiguos narcoparamilitares llamados 'Urabeños' o 'clan Úsuga', la guerrilla del Eln y ahora, la 'Segunda Marquetalia' y otros disidentes de las Farc, tienen rodeadas a las comunidades de esta zona, en especial, la del resguardo de Chachajo, a la que no se llega por carretera porque no hay.
Para arribar a Chachajo, un caserío de tablas de madera, se debe recorrer primero el río Calima durante más de una hora, partiendo desde el corregimiento del Bajo Calima, de Buenaventura y luego, navegar las aguas del ancho río San Juan.
Allí, la situación se tornó más grave en este 2025 porque los grupos armados rondan en lanchas a esta comunidad que vive confinada y que necesita salir hacia Buenaventura o hacia otros caseríos para abastecerse de alimentos y combustible, pues solo se movilizan en canoas.
El personero de Buenaventura, Carlos Yeferson Potes, lanzó la voz de alerta por comuneros que han llegado a la ciudad puerto para denunciar la crítica situación de confinamiento de esta población indígena, en la zona baja del río San Juan, a raíz del recrudecimiento de los enfrentamientos entre disidentes de las Farc del frente 'Jaime Martínez' y el Eln.
Según el funcionario del Ministerio Público, son 126 familias en el resguardo de Chachajo, donde hay miedo al reclutamiento de niños, adolescentes y jóvenes, sobre todo, con edades entre 16 y 18 años. El personero también señaló que 300 familias del Bajo Calima han estado en similares circunstancias, durante el último mes. Las clases en un colegio sobre el río San Juan tuvieron que suspenderse.
Algunos de los mayores wounaan en el resguardo indígena de Chachajo hablan de designios de los mismos espíritus, como el del demonio Dosat. Pero le temen menos a esta figura de su tradición oral que a los hombres armados que han acosado a diferentes comunidades a la orilla del San Juan, cuna de esta cultura indígena donde nativos habitan esparcidos entre ambos departamentos a lado y lado del río –unos 3.000 en la jurisdicción del Valle del Cauca–. Esta es la cultura donde sus mujeres conservan la lengua nativa y visten con la paruma, una tela de color que se envuelve en sus cinturas, a manera de falda.
CAROLINA BOHÓRQUEZ
Corresponsal de EL TIEMPO
Cali
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